Tanto si crees que PUEDES como si crees que NO PUEDES hacer algo, en ambos casos estás en lo cierto.

¿CREES QUE PUEDES?

Seguro que la frase del encabezado te resulta familiar. Y es que hace referencia a nuestro sistema de creencias. Cuando nos enfrentamos a una situación que supone un cambio, un reto, o estamos inmersos en un proceso de transformación personal, nuestro sistema de creencias acerca de nosotros mismos y nuestras capacidades juega un papel importantísimo, ya que nos limita o nos da poder para llevar a cabo lo que deseamos. Todo esto afecta a nuestra productividad y efectividad personal.

Mis creencias me limitan en muchos casos, pero también forman parte de los recursos de los que dispongo para afrontar la propia vida. 

Este tipo de creencias pueden afectar a todos los aspectos de mi vida, a mi salud, a mis finanzas, a mi desarrollo profesional…

Si hablamos de salud, las creencias negativas pueden afectar hasta el punto de provocarte problemas de cansancio, fatiga constante, sobrepeso y estrés.

Si queremos mejorar nuestra salud, uno de los focos donde podemos centrar nuestra atención es en cambiar nuestras creencias. Si hablamos con médicos, a menudo nos dirán que la actitud del paciente juega un papel muy importante en su recuperación. Por eso habrás oído hablar de los placebos y el papel que han jugado en algunos casos para la recuperación de algunos pacientes. Obviamente esto no es la fórmula mágica de curación o de recuperación, pero sí puede marcar la diferencia en un momento determinado. 

En cuanto al autoconcepto, las creencias que los demás tengan sobre nosotros pueden afectarnos igualmente y condicionar incluso nuestro grado de inteligencia. 

Como ejemplo tenemos el conocido estudio realizado con dos grupos de niños de un colegio. A un grupo le hicieron creer que eran casi superdotados. Al otro grupo se le dijo que eran estudiantes normales, incluso un poco torpes. Al cabo de un año, se repitieron los test de inteligencia de uno y otro grupo, y ¿adivináis el resultado?  El grupo definido arbitrariamente como superdotados obtuvieron una puntuación más alta que la que lograron un año atrás. Las creencias de los profesores afectan a la capacidad de aprendizaje de los alumnos.

Muchas de estas creencias nos fueron implantadas a temprana edad, por nuestros padres, nuestros profesores, por nuestro entorno… Gracias a la programación neurolingüística (PNL) podemos influir en nuestras creencias y en nuestros elementos físicos y neurolingüísticos que a su vez influyen en las mismas.

Si queremos cambiar nuestra conducta, debemos trabajar desde el nivel más bajo de nuestro sistema biológico o social. El nivel más bajo lo constituye nuestro Entorno, ya que ahí es donde se encuentran nuestras restricciones externas. Nosotros actuamos en ese entorno a través de nuestra Conducta, nuestra conducta viene determinada por nuestras Aptitudes, definidas a su vez por nuestros mapas mentales y nuestra estrategia, estas aptitudes están organizadas por nuestro sistema de creencias, y las creencias están organizadas según nuestra Identidad.

Cuando te enfrentas a alguna dificultad, es importante determinar si proviene de tu contexto externo o de alguna carencia de tu conducta que el entorno requiere. Igualmente importante es conocer si el mapa o la estrategia que estás siguiendo es la adecuada o no. ¿Careces de creencias o tus creencias son contrarias para el resultado que quieres obtener? Y por último debemos conocer si a nivel de identidad existe alguna interferencia. Cualquier cosa que asumamos como nuestra identidad ejercerá un impacto muy profundo en nosotros.

Una de mis pasiones es el fútbol, deporte que he practicado desde niño, primero como jugador amateur, y en una última etapa como entrenador. Pero más allá de mi pasión por el fútbol como deporte, considero que el fútbol es una herramienta para “educar” a los niños y a los jóvenes. El fútbol, y el deporte en general, constituye un verdadero “transmisor” de valores para la vida. Como entrenador, he colaborado en la “educación” de niños desde los 5 años. Como todo en la vida, hay niños con más aptitudes iniciales para el fútbol que otros, lo cuál no quiere decir nada más que eso, que en una etapa inicial, previo a los años de entrenamiento, esfuerzo y sacrificios personales, algunos niños tienen más capacidades iniciales. 

Trabajando con estos niños, no es lo mismo decirle a un niño que no golpea bien el balón: “tranquilo, no ha sido culpa tuya, es que te pasaron mal el balón” Esto supone sacar el problema fuera de lo que el niño es o cree que es, y situarlo en su entorno. Esto genera una menor presión en el niño.

Como entrenador, también podríamos haberle dicho al niño, “has realizado mal el último golpeo”. De esta forma, la responsabilidad recae sobre el niño directamente.

En cuanto a las aptitudes del niño, el entrenador también podría decirle, “no dominas el golpeo de balón” o “no controlas esta parte del juego” o “tus aptitudes para golpear el balón no están desarrolladas suficientemente”. Aquí, la implicación es más amplia.

Si nos referimos a los valores, también podríamos decirle al niño; “ tranquilo, no te preocupes por el resultado, lo importante es que disfrutes del juego” Así reforzamos en el niño la creencia de que lo importante no es tanto conseguir un gol,  sino el hecho de que te lo pases bien mientras aprendes a jugar al fútbol. Ya hemos pasado al nivel de creencia, que va más allá del niño en sí, abarcando todo el proceso de aprendizaje.

En cuanto a la identidad del niño, si el entrenador le dijese:” eres muy malo jugando” o “no tienes capacidades suficientes para jugar al fútbol”, estas palabras ya afectarían a la totalidad del ser del niño, este nivel de identidad es diferente al nivel de aptitudes. No es lo mismo que el niño crea que es incapaz de sobresalir jugando al fútbol, a que el niño crea que es muy malo jugando.

Aplicando estos ejemplos al caso de un emprendedor, estas situaciones nos demuestran el impacto que tienen en los diferentes niveles. Hay mucha diferencia entre alguien que afirma” No soy capaz de ahorrar dinero para poder invertirlo en mi negocio”, que alguien que afirma que “soy un desastre con las finanzas y siempre lo seré”

Cualquier cosa que asumamos como parte de nuestra identidad ejercerá un impacto muy profundo en nosotros mismos, así que recuerda, cuando vayas a enfrentarte a una situación, tanto si crees que eres capaz de conseguir lo que te has propuesto, como si piensas que no eres capaz, en ambos casos, siempre tendrás la razón.

Y por último, si estás pensando en cambiar de trabajo y emprender, recuerda que en aquellos casos de emprendedores de éxito, este éxito fue precedido porque realmente sentían que estaban preparados para ese cambio, y esto encaja con tu sistema de creencias. Si no estás listo, o consideras que no es tu momento, te recomiendo que esperes y busques el momento adecuado. Sin duda solamente tú sabes cuál es ese momento. 

Por tanto, ¿cómo podemos hacer para ayudar a alguien a cambiar y emprender un negocio? Aquí entran en juego una serie de circunstancias que no son iguales para todos, es importante que además de la mal llamada suerte, la inspiración te haya pillado trabajando y con los “deberes hechos”; esto es que tengas un mínimo de conocimientos financieros, de ventas, de marketing…además de un producto o servicio adecuado.

A mis hijos suelo decirles siempre que, en la vida – y aún son muy pequeños- van a tener multitud de oportunidades para conseguir hacer realidad sus sueños, pero es fundamental, que les pille con los deberes hechos, porque sino se han esforzado, no se han preparado, no han trabajado lo suficiente, nunca estarán  preparados para saber identificar las oportunidades que les pasen por delante.

Como conclusión a todo lo anterior, una vez que hayas hecho tus deberes, si quieres afrontar ese cambio o ese reto lo primero que tienes que hacer es estar convencido de que puedes conseguirlo. 

Si quieres compartir tu experiencia, en aquellas situaciones que lograste conseguir tus objetivos, estaré encantado de leerte.

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